Núcleos de Población

Núcleos de Población

El emplazamiento de Esquivel se eligió el 23 de noviembre de 1951 y su primer proyecto fue asignado al arquitecto Aníbal González Gómez; pero, rechazado aquel por el INC, se le encomendó la realización de otro nuevo a Alejandro de la Sota, antiguo encargado de la provincia de Lérida. En su proyecto, concluido en octubre de 1952, Alejandro de la Sota aplica un esquema geométrico que refleja claramente su concepción del pueblo ideal, sus- ceptible de adaptarse a las exigencias de crecimiento, ya que éste podría hacerse mediante la duplicación del esquema a través de uno de los brazos radiales, al estar concebido el plano de Esquivel en forma de abanico, como un arco de corona circular, en el que la plaza se presenta casi como puerta del mismo, desvinculada del resto.
Este tipo de plaza-fachada, orientada al sur y abierta al paisaje, era cosa inusual en los pueblos de colonización. Las fachadas de las casas, blancas y limpias de ornamentación, estaban diseñadas como fondo escenográfico, con sus actores protagonistas delante: la iglesia, de planta y sección no tradicional, exenta, con sus dependencias alrededor de un claustro-plaza abierto, acompañada por un campanario en uno de sus laterales; el Ayuntamiento, frente a la iglesia; y un templete en el centro de la plaza, equi- distante de ambos edificios.
De la Sota manifestaba su ideario arquitectónico diciendo: «un pueblo de nueva planta tiene unas características bien definidas y diferentes de aquel que se formó en siglos; el pintoresquismo natural en estos pueblos que nacieron y crecieron a la ventura, ha de ser muy medido, casi anulado en los que de una vez salgan de nuestro tablero». Según él mismo expresa, «el trazado es rígido (…) porque (…) Es- quivel nació de una vez, de un solo golpe y, además, sobre un terreno llano como la palma de la mano, sin accidente alguno, con orientación simétrica respecto de la carretera». Esta orientación respecto a la carretera cuenta mucho para su diseñador: «se desarrolló su plaza –forma eficaz de propaganda (de esta manera lo escribe él mismo)– en abanico hacia la carretera de Sevilla a Lora; así enseñará al que pasa sus mejores formas».
En cuanto a las viviendas, considera que los vecinos «han de vivir en casas que forman íntimas y estrechas calles y más íntimas plazoletas». «Se trató de conseguir en Esquivel eso que llamamos escala humana: las calles o vías estrechas, sus casas bajas, los huecos pequeños, lo más posible del tamaño del hombre». En Esquivel se llevó a cabo una estricta separación circulatoria en su trazado viario, para ello «se dividieron las calles, rígidamente, en calles para hombres a pie y calles para hombres con carro. Esta disposición, con sus pequeños inconvenien- tes, tiene tantas ventajas que no hubo duda en la elección. Así, la zona residencial puede ser un auténtico salón pulcro y cuidado». Tal consideración es reflejo de su pensamiento, pues, según el autor, «hay que vivir a gusto, en todo el pueblo como en casa».
Este proyecto, aplicación práctica de la razón geométrica, a pesar de no haber sido recibido en un principio con entusiasmo por el Instituto (sobre todo por la plaza, situada al sur y abierta al paisaje), ha sido muy celebrado y se le considera una experiencia de importancia notable en el urbanismo español de aquellos años.


Fuente: "Historia de Alcalá del Río". Gregorio García-Baquero López, Ed. Emasesa Metropolitana, 2010

El proyecto del Viar del Caudillo le fue encargado a Pedro Castañeda Cagigas. El pueblo responde al modelo cuadricular, quebrado casi en el centro, rompiendo así con un trazado ortogonal perfecto. Presenta fachada ajardinada que le sirve de acceso desde la carretera y un eje transversal constituido por la calle de la Iglesia, cortada casi perpendicularmente por la de las Artesanías y la calle de los Milagros. El rincón más preciado lo constituye la plaza de la Iglesia, en parte porticada, y, junto a ésta, el centro cívico, en una plaza menor.

El INC (Instituto Nacional de Colonización) repartió las tierras puestas en regadío entre aquellas personas con experiencia como agricultores que tenían más necesidades. El perfil requerido era ser hombre casado, menor de 50 años, que supiera leer y escribir y que tuviera mayor número de hijos. Había dos tipologías: el colono y el obrero agrícola.

Los colonos recibían un lote de tierra y una casa, que empezaban a pagar terminado el periodo de tutela. Los obreros agrícolas recibían una casa en régimen de alquiler y un huerto familiar de media hectárea que le sirviera para su consumo personal. El 24 de octubre de 1952 se abrió concurso de aspirantes a colonos en la zona regable del Viar entre residentes en el término de Alcalá del Río. En marzo de 1953 el Instituto entregaba los lotes de la finca Albatán, que se encontraban en condiciones de iniciar su cultivo.





Fuente: "Historia de Alcalá del Río". Gregorio García-Baquero López, Ed. Emasesa Metropolitana, 2010

San Ignacio del Viar se construyó sobre una pequeña elevación, que, al igual que en el caso de Esquivel, permite el desagüe natural. Su proyecto le fue encargado al arquitecto Aníbal González Gómez, que lo concluyó en 1954. Inspirado en los pueblos andaluces y en la tradición artística sevillana, Aníbal González emplea elementos tales como el ladrillo visto con función decorativa (edificio de la iglesia), arcos de medio punto (soportales de la plaza mayor), almenas (en algunas calles y plazuelas), así como pasadizos cubiertos (intersección de la plaza mayor con otras calles laterales).
El conjunto urbano presenta un perímetro casi oval y en su diseño viario alternan las calles de silueta curva con otras rectilíneas. En la plaza principal se alza, sobre un alto podio, la iglesia, el edificio más emblemático de la localidad. Es de planta rectangular y posee una galería porticada en el frente y en el lateral sur.
Este pórtico, realizado en ladrillo visto, presenta arcos de medio punto y muretes que actúan de contrafuertes y le dan al edificio un aire sobrio y austero. La nota más airosa la aporta la espadaña, adosada al lado norte del pórtico principal, con una plataforma abalconada, decorada con canes en la que se abre el hueco de la campana.
El interior del templo, con diferenciación de presbiterio, presenta una serie de arcos diafragma, de medio punto, en ladrillo visto, que alternan con paramentos encalados. Frente a la iglesia, en un extremo de la plaza, se encuentra el Ayuntamiento, edificio sencillo con un pequeño pórtico de acceso formado por dos arcos de medio punto y decorado en la parte superior con una cornisa rematada por abajo en arquitos ciegos.

Fuente: "Historia de Alcalá del Río". Gregorio García-Baquero López, Ed. Emasesa Metropolitana, 2010